viernes, 29 de septiembre de 2023

Invisible

 

El hombre invisible

Estimados lectores, a veces pasamos por la vida sin pena ni gloria parecemos muchas veces invisibles, esta historia es para una reflexión que pienso no dejará indiferente a nadie, o mejor dicho, a casi nadie. A ver que pensáis.

Historia:

Johan trabajaba en una planta distribuidora de carne. Un día, terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo; en ese momento se cerró la puerta, se bajó el seguro y quedó atrapado dentro.

Aunque golpeó la puerta fuertemente y comenzó a gritar, nadie pudo escucharlo.

La mayoría de los trabajadores habían partido a sus casas, y fuera del refrigerador era imposible escuchar lo que ocurría dentro.

Cinco horas después, y al borde de la muerte, alguien abrió la puerta. Era el guardia de seguridad que entró y lo rescato.

Juan preguntó a su salvador como se le ocurrió abrir esa puerta si no era parte de su rutina de trabajo, y él le explicó:

"Llevo trabajando en esta empresa 35 años; cientos de trabajadores entran a la planta cada día, pero tú eres el único que me saluda en la mañana y se despide de mí en las tardes. El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible.

Hoy, como todos los días, me dijiste tu simple "Hola" a la entrada, pero nunca escuché el "Hasta mañana".

Espero por ese "Hola" y ese "Hasta mañana" todos los días;). Para ti yo soy alguien, y eso me levanta cada día. Cuando no oí tu despedida, supe que algo te había pasado... ¡¡Te busqué y te encontré!!

 Reflexión: se humilde y ama a tu prójimo, todos somos importante….

 Autor: Desconocido

 

 

viernes, 8 de septiembre de 2023

Lección de principios

 

El maestro
 

Había un profesor que tenía fama de ser justo y comprensivo, durante su última clase antes de las vacaciones se le acercó un alumno que, de manera desafiante, le dijo: «Lo que me alegra de terminar el curso es que no tendré que escuchar más sus tonterías y dejaré de ver su cara aburrida». El estudiante, con expresión arrogante, aguardaba la reacción del maestro, que imaginaba que estaría llena de rabia. Sin embargo, el profesor le miró unos segundos y, muy tranquilamente, le preguntó: «Cuando alguien te ofrece algo que no quieres, ¿lo aceptas?». Desconcertado, el joven respondió con desprecio: «¡Por supuesto que no!».

El maestro, entonces, le dijo: «Cuando alguien me dice algo desagradable, me está ofreciendo sentimientos negativos que yo puedo aceptar o no». El chico no entendía nada.

«Tú me estás ofreciendo rabia y desprecio y, si yo me siento ofendido por ello o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo. Y yo, mi estimado alumno, prefiero obsequiarte mi propia serenidad. Tu ira pasará, pero no trates de dejarla conmigo porque no me interesa y no te la acepto».

El alumno comprendió en ese momento, que cada uno escoge con qué emociones llena su corazón y las que elija, sean amargura, pesar, rabia o alegría, son las que nos acompañarán hasta que decidamos cambiarlas.

Un fuerte abrazo a TODOS. A.Y