La misma definición de tozudo ya nos indica que es una
persona rígida, obstinada o cabezona, que se encierra excesivamente en sus
propias ideas y conceptos sin ver más allá de sus ojos। Los tozudos son como los burros, siempre
llevan la cabezada puesta y no ven ni a derecha ni a izquierda, sólo lo que
tienen delante: es la persistencia sin argumento.
El tozudo acostumbra a ser inflexible, a cerrarse en su
opinión, a persistir en su propio camino, incluso cuando se da cuenta de que
está equivocado। El
perfil psicológico del tozudo presenta síntomas de rigidez, baja autoestima,
ciertas dosis de intolerancia y es muy reflectario a cualquier opinión
contraria a la suya. Habitualmente, los tozudos quieren que el mundo cambie, en
lugar de cambiar ellos.
Como un ejemplo clarificador para entender mejor el tema,
podríamos decir que todos hemos llegado a este mundo buscando un tesoro, como
la felicidad, y para encontrarlo hemos de cavar en un terreno. Unos cavan y
cuando ven que no encuentran nada, desisten; éstos son los inconstantes. Otros
cavan y cuando observan que no lo encontrarán en un lugar, cambian y lo hacen
en otro; éstos son los persistentes. Y un tercer grupo de personas son las que
cambian y a pesar de que ven que no lo encontrarán, siguen cavando; sin duda
son los tozudos: personas que persisten en el mismo lugar, con las mismas
herramientas y con carencias de flexibilidad y observación de oportunidades.
Debido a su posible baja autoestima, una persona tozuda
necesita reafirmarse, reafirmar su propia verdad y personalidad; por eso, para
conseguirlo, habitualmente no escucha, porque quiere que su propia opinión sea
suficiente, auto alimentándose constantemente. También, el tozudo acostumbra a
querer hacer las cosas como a él le gusta, sin dejar que nadie participe de la
planificación. En cierto sentido es un caprichoso de su proyecto, que obvia
otras incorporaciones porque su propio juguete le hace más ilusión que la
aportación de otras personas.
Cómo ayudar a un
tozudo
· No descalificarlo. Habitualmente,
la descalificación produce más rechazo e incita al tozudo a reafirmarse en su
postura.
· No competir para ver quién es más
tozudo. Ponernos a su nivel es perder nuestro sentido de la realidad y de
nuestra proyección hacia el problema o la situación a resolver.
· Ayudarlo a entender de manera
práctica que la flexibilidad es el alma del progreso. Para ganar el futuro es
necesario plantear tantas opciones de posibilidades como sea posible, probar
abrir todas las puertas y ensayar tantos planteamientos como sean necesarios
para resolver cualquier problema.
· Comunicarle con hechos prácticos,
que la perseverancia flexible es el mejor camino para lograr una meta, mientras
que persistir en una sola idea o concepto para llegar a una meta no es
perseverancia, sino inmovilismo.
· Hacerle reflexionar con el símil:
la mente es como un paracaídas, solamente funciona cuando está abierta. Y,
especialmente, en la relación con el tozudo, actuar con una mente despierta y
receptiva, incorporando otras propuestas o parte de ellas con buen ánimo y
sentido constructivo.
· En ningún caso discutir, incluso
en situaciones complejas. En el caso de total discrepancia y necesidad de
proponer otra opción, enviarle una información muy concreta y concisa sobre la
situación a tratar. Decirle: “Desearía que me escucharas 30 segundos”. Este tiempo puede ser suficiente para transmitir otra
opción, otra posibilidad, una luz diferente de la suya. Discutir o
encapricharse a hacerle cambiar de opinión es perder el tiempo. Mas vale
sintetizar nuestra opinión en un tiempo reducido, pero efectivo en la
transmisión, y dejarlo que reflexione por su cuenta.
· Incorporar una parte de alguna
idea o propuesta del tozudo, con la finalidad de que se dé cuenta de que la
totalidad de su pensamiento y actitud no es la absoluta verdad, pero que una
parte sí. De esta manera se le puede mostrar que la verdad de algo es diversa y
puede ser compartida y adaptada.
· En el caso de un tozudo
patológico, no perder el tiempo con reflexiones y planteamientos de ayuda. Normalmente no cambian, y si lo hacen es debido a una
lenta maduración personal a través de los años.
El Sr. Don. Josep Marc Laporta. que es escritor, musicólogo, sociólogo, psicólogo y experto en mediación de conflictos en diferentes ámbitos de la consultoría social nos indica perfectamente la tozudes de una persona y que hacer para salvarnos de ella. Recomiendo la lectura de sus exposiciones en diferentes temas de la vida. Está muy bien para aprender, comprender y asimilar ciertas cuestiones de la vida cotidiana.
Un abrazo para todos mis seguidores blogger. Gracias por vuestros correos y mensajes.
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