viernes, 28 de junio de 2019

Amistad confianza y verdad



Estimados amigos blogueros y seguidores, es tiempo de CELEBRAR la oportunidad de encontrarse, de conocerse, de compartir momentos, eso es más que suficiente para generar a través de la gratitud y el reconocimiento movimientos de celebración que nos lleven al siguiente lugar llamado "CONFIANZA". Aquí vuelvo del silencio al ruido del entorno… yo, en mi trabajo cada día le doy el mayor de los valores a la confianza, confianza plena sabiendo que todo lo que hago lo hago con la verdad y la pureza de un buen trabajo. Siempre quiero que mis clientes terminen con la sonrisa de la CONFIANZA de estar muy bien atendidos. La Felicidad depende del nivel de confianza que sepamos crear incluso en nosotros mismo... estar a la altura es la gran ventaja frente a los vendedores de humo... de los que desgraciadamente cada día hay más... son como setas. Eso sí. Yo no dependo de ellos, soy autónomo en mí caminar por la vereda de la vida. Y quién ponga su confianza en mí no saldrá defraudado, marchará feliz y recomendará mi trabajo, mi filosofía de tarea diaria.  ;) A.Y





COMPARTO DOS TIPOS DE CONFIANZA

La confianza es la base sobre la que construimos la amistad, las interrelaciones, el respeto, la responsabilidad social y el amor. La confianza nos permite creer en una o varias personas, pero también nos permite hacerlo en nosotros mismos. Por ello, se puede decir que existen diferentes tipos de confianza, ya que la que depositamos en las instituciones, no es la misma que la que desarrollamos en las relaciones interpersonales, como tampoco es igual a la confianza que tenemos con los objetos o materiales que nos rodean.

1. Confianza con los demás:

Para sobrevivir, el ser humano ha tenido que aprender a confiar en el otro. Consideramos amigos a aquellos en los que nos podemos fiar. Si se trata de una relación amorosa, el acuerdo sentimental implica la mutua entrega. Las relaciones comerciales se basan en una confianza no defraudada. La población, en general, confía en las Instituciones y en la Justicia. Todos estos son ejemplos de confianza que no se basan en la que se pueda tener de uno mismo.

La sinceridad es un factor importante a la hora de confiar en otras personas. Cuando juzgamos que la otra persona dice la verdad y está siendo sincero con nosotros, confiamos en él. Pero, cuando sentimos o sabemos que el otro no está siendo sincero con uno mismo, le retiramos nuestra confianza inmediatamente.

La credibilidad es otro componente de la confianza: los antecedentes que se conocen de la otra persona y las experiencias que has tenido con ella en el pasado pueden hacer que llegues a confiar o dudar de su sinceridad. Por ejemplo, si una persona fue sincera contigo en el pasado, inmediatamente vas a juzgar que esa persona será sincera contigo en el futuro, porque confías y crees en ella. Es decir, cuando iniciamos una relación interpersonal, no partimos de cero, ya que el pasado nos influye.

La confianza también implica reciprocidad. Depositamos nuestra confianza en el otro cuando vemos que no nos defrauda, y al mismo tiempo, porque nosotros nos sentimos también objeto de confianza.

Para generar la confianza en los demás, es importante ser honesto y actuar de forma correcta, a la vez que hay que agradecer al que cumple sus promesas y reclamar ante aquel que no las cumple. Para mantener la confianza debemos comprometernos y cumplir nosotros también con las promesas, pedir disculpas cuando no las cumplimos y sobre todo, aprender a perdonar los errores. Por último, cuando vemos que la confianza con la otra persona se ha roto, es importante crear nuevas oportunidades donde se pueda volver a generar esa confianza que se tenía.



2. Autoconfianza:

La autoconfianza, o la confianza en uno mismo, es una característica que muchos pueden tener. Con esfuerzo y tiempo cualquier persona puede llegar a construir su autoconfianza. Para desarrollar esa autoconfianza es imprescindible creer en uno mismo y, para ello, la auto aceptación es fundamental.
Además de estos elementos, para lograr tener una buena autoconfianza es importante conocernos y comprender nuestros pensamientos y emociones (lo que denominaríamos como autoconocimiento), ser persistente y disciplinar (para asegurar los objetivos y metas que se quieren lograr), tener una perspectiva clara de la vida (saber exactamente lo que quieres ser o lo que quieres conseguir), y tener un autocontrol.
La autoconfianza trae múltiples ventajas para nuestras vidas, ya que si logramos tener un gran nivel de confianza en nosotros mismos podemos conseguir el éxito más fácilmente. Por el contrario, si tenemos falta de confianza e inseguridad, no estamos satisfechos con nosotros mismos, lo que genera situaciones negativas tanto para nosotros, como para los que nos rodean. A nivel personal, si no tenemos autoconfianza nos sentimos insatisfechos con nosotros mismos, tristes e incluso depresivos porque no nos valoramos. A nivel social, nos genera dificultades para relacionarnos con el entorno en el que nos desenvolvemos, lo que causaría que nos retrajéramos hacia nosotros mismos. A nivel laboral, nos puede crear dificultades para conseguir, mantener o progresar dentro de un trabajo. Por último, a nivel de pareja, nos puede causar sentimientos negativos.

Pero, además de la confianza con los demás y la autoconfianza, existen también otros tipos de confianza. Hay tres tipos que todos deberíamos desarrollar: la confianza conductual, que es la propia capacidad que tenemos para actuar, tomar las decisiones correctas y superar los obstáculos; la confianza emocional, es decir, saber lo que sentimos en cada momento para protegernos del dolor y tener la capacidad de conectar con otros seres humanos emocionalmente; y, la confianza espiritual, la fe que tenemos sobre la vida que nos rodea. Sin esta última confianza es difícil desarrollar los otros dos tipos de confianza.

También podemos distinguir otros dos tipos de confianza: la confianza simple y la confianza alimentada. La primera es una confianza primaria, con la que todos nacemos. La realizamos de manera automática, es una confianza total y completa, pero cuando se rompe (siempre en algún momento de la infancia), se rompe para siempre, ya que aparece algo que no estaba hasta ese momento: la desconfianza. La segunda, en cambio, es un tipo de confianza que se construye de manera consciente y reflexiva. La confianza alimentada también se puede romper, pero nos da la oportunidad de ser reconstruida.