miércoles, 31 de julio de 2013

Nunca Cejes

Cuando las cosas andan mal, como a veces sucede, cuando el camino que recorres parece cuesta arriba, cuando escasean los fondos y se suman las deudas, y aunque quieras sonreír, sólo puedes suspirar, cuando te acechan cuitas y penurias, descansa si debes, pero nunca cejes.

Rara es la vida, con sus vueltas y revueltas, y todos con el tiempo lo aprendemos; más de un fracaso puede ser un triunfo si uno persiste en vez de claudicar. Persiste en tu tarea, aunque el andar sea lento, tal vez triunfes con otro golpe más.

El éxito es fracaso puesto del revés, la faz brillante de las nubes de la duda, y nunca has de saber a qué distancia estás: puede ser cerca cuando parece lejos; sigue en la lucha aunque te golpeen más. Y aunque todo luzca negro, nunca cejes. 

La Gallina de los Huevos de Oro

He aquí la clásica fábula de Esopo acerca de la continua insactisfacción, lo que sucede cuando <tenerlo todo> costituye el lema de cada día.

Un hombre y su esposa gozaban de la buena fortuna de tener una gallina que ponía huevos de oro por día. Afortunados como eran, pronto dieron en pensar que no tenían suficientes riquezas e, imaginando que el ave debía estar hecha de oro por dentro, decidieron matarla para adueñarse al instante de toda la provisión de metal precioso. Pero cuando abrieron la gallina, descubrieron que era igual a cualquier otra ave de corral. Así que ni enriquecieron de inmediato, tal como esperaban, ni disfrutaron más del aumento cotidiano de su riqueza.

                                                     La codicia desea más y pierde todo.