sábado, 19 de abril de 2014
Ductilidad
Antes de que te des cuenta entraras a formar parte de los recuerdos y el olvido, quisieras volver para acabar machacando tu disminuida conciencia, y en tu agonía con un propósito alocado encontraras silencios infinitos, compañero de tantas tardes y días, de allá lejos, de la soledad prendida y encendida en tu alma escucharas el viento que te trae al inicio de tus días cuando eras humilde, sincera de verdes sentidos cubiertos por el andar del pasar del tiempo sin mirar atrás malos entendidos. Por el contrario mi respirar será el desgano de todo cuanto anhelé, cuando mi mente y mi espíritu se había quedado a morar en la ciudad que quise, cuando aún vivía la ilusión por plasmar radiantes letras, hoy cansinas ya, no me he mantenido ocioso he estado en la construcción de otro paradero, aunque nada tiene que ver con este; porque los años pasan y se van acumulando nuevas vivencias, nuevos recuerdos, nuevas historias, pero también llegan, nuevos demonios de los que no me jacto de estar orgulloso y obviamente no quiero recordar, también es verdad que he caído en la cuenta de que ¿a quién carajos le importa mi vida para que yo la cuente, quién estará del otro lado para perder su tiempo en leer la vida de un desconocido?, pero hay algo que me detiene y que me hace pensar que ¿por qué no seguir con estas letras? yo las escribo para mí y si hay alguien ahí afuera que pase por aquí y deja huella de su paso, se agradece, pero si no... no pasa nada. A estas alturas he perdido todos los lectores que un día tuve y recuperarlos se me hace imposible y encontrar nuevos pues tal vez se de, pero para eso debo ser constante, constancia que un día agarró sus maletas y se fue tal vez para nunca volver.
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