Camino descalzo sobre ruinas dormidas,
un mundo de niebla se alza a mi paso,
todo es etéreo, todo es fugaz,
como un eco que se disuelve en el ocaso.
Los rostros se pierden en mares sin nombre,
la memoria se apaga como un faro vencido,
y en la inercia de días que giran sin rumbo,
parece que todo ha sido y nada fue.
Mas en la grieta de esta incertidumbre,
florecen secretos de luz y de calma,
la bondad despierta como un lirio silente,
multiplicando su esencia en el alma.
Porque al final de la carne y el polvo,
cuando el tiempo ya no dicte su ley,
seremos la brisa, el río y la estrella,
seremos la vida más allá del ayer.
Así lucho, así avanzo,
entre sombras que tratan de hundir mi razón,
pero la esperanza es un fuego eterno
que enciende el alba en mi corazón.
Un abrazo. A.Y
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