viernes, 27 de junio de 2025

Una realidad para el cambio

El cambio a la luz

Era una tarde de invierno, de esas en las que el viento parecía arrebatar no sólo las hojas de los árboles, sino también los pensamientos. Daniel caminaba por la ciudad, abrigado contra el frío, con las manos en los bolsillos y la mirada perdida en el suelo. Sentía un peso en el pecho, un cansancio que no era físico. Era el agotamiento de quien lleva tiempo dando sin recibir, el hastío de quien se ha desgastado por personas que apenas se detienen a notarlo.

Desde hacía años, Daniel había puesto mucho de sí en relaciones que lo dejaban vacío. Amigos que sólo lo buscaban cuando necesitaban algo, familiares que lo ignoraban hasta que requerían su ayuda. Se había acostumbrado a esperar mensajes que nunca llegaban y a hacer favores sin recibir una palabra de agradecimiento. Lo había dado todo para quedar bien, pero, con el tiempo, sólo había aprendido lo que era sentirse solo en compañía de otros.

Fue entonces, en medio de la bruma de sus pensamientos, cuando recordó algo que le había dicho una amiga: “No todo aquél que quieres en tu vida te quiere en la suya.” Esa frase resonó como un eco en su mente, clara y dolorosa. Al principio, intentó luchar contra ella, como si se negara a aceptarla, pero cuanto más la repetía, más entendía la verdad que contenía. Era el momento de hacer un cambio.

Con una claridad que no había sentido en mucho tiempo, decidió que ya no quería desgastarse tratando de encajar o buscando la aprobación de quienes no lo valoraban. Ya no quería dar sin ser recibido, esforzarse por quienes no movían un dedo por él. Había personas en su vida que lo querían y lo valoraban de verdad, pero a menudo quedaban relegadas por esa extraña necesidad de ganarse el aprecio de quienes no le daban nada a cambio.

Esa noche, Daniel llegó a casa y, por primera vez, dejó de mirar el teléfono esperando un mensaje de alguien que no le daría importancia. En su lugar, escribió a las pocas personas que realmente estaban para él en las buenas y en las malas, esos amigos de corazón sincero que siempre habían estado ahí, y les agradeció por su compañía. Poco a poco, comenzó a construir una vida centrada en quienes realmente lo valoraban, en quienes lo apreciaban por quién era y no por lo que podía ofrecerles.

Pasaron los meses y Daniel sintió que la carga que llevaba sobre sus hombros se aligeraba. Su círculo se hizo más pequeño, pero era un círculo auténtico. Su tiempo y su energía estaban dedicados a personas que lo apreciaban, que lo apoyaban y, sobre todo, que lo hacían sentir valioso.

Y así, en ese proceso, Daniel comprendió una gran verdad: la vida es demasiado corta para invertir tiempo y esfuerzo en personas que no corresponden. Al final, lo que importa es rodearse de aquellos que no sólo quieren tenerte cerca, sino que también están dispuestos a caminar a tu lado en cada paso del camino. A.Y

 

 

jueves, 29 de mayo de 2025

Mi Pensamiento Crítico

El Mundo

 

"Relato de mi pensamiento crítico sobre lo que pasa en el mundo"

Vivimos en una época de avances tecnológicos sin precedentes, pero también de profundas contradicciones. Mientras algunos celebran el progreso, yo no puedo evitar cuestionar el rumbo que está tomando la humanidad. Mi pensamiento crítico no nace del pesimismo, sino de la necesidad de entender más allá de la superficie, de mirar con atención lo que muchos prefieren ignorar.

Observo un mundo cada vez más interconectado, pero al mismo tiempo más dividido. Las redes sociales, que prometieron acercarnos, hoy parecen ser armas de polarización. El diálogo se reemplaza por el enfrentamiento, la reflexión por el juicio rápido. Me pregunto: ¿cómo podemos aspirar a la comprensión si no somos capaces de escuchar?

La crisis climática es otro tema que me inquieta profundamente. A pesar de las evidencias científicas, seguimos actuando como si el planeta fuera infinito. Mi pensamiento crítico me lleva a cuestionar no solo a los gobiernos y empresas, sino también a nuestro rol como individuos. ¿Estamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos o simplemente buscamos excusas para mantener la comodidad?

En lo económico, el abismo entre ricos y pobres se profundiza. Se habla de crecimiento, de innovación, pero ese “progreso” no llega a todos. ¿Qué sentido tiene una economía que deja atrás a millones de personas? Me pregunto si hemos confundido el valor con el precio, si hemos olvidado que la dignidad humana no puede reducirse a una cifra.

La guerra, la corrupción, la desinformación… Son síntomas de un sistema que necesita repensarse. Pero también veo señales de esperanza: movimientos sociales, voces jóvenes que se alzan, personas que aún creen en la justicia, en la empatía y en el poder del cambio.

Mi pensamiento crítico no busca imponer verdades, sino abrir preguntas. Porque solo cuestionando lo establecido podemos imaginar un futuro distinto. Y aunque el panorama actual sea complejo, sigo creyendo que otro mundo es posible, pero solo si nos atrevemos a pensar, sentir y actuar con responsabilidad y conciencia.

Un abrazo. A.Y 



 

martes, 29 de abril de 2025

El día que la señal se apagó

 

“No puedo enseñar nada a nadie. ...

Ayer, España entera volvió a respirar.
Un apagón eléctrico y digital barrió el país de norte a sur, dejando en silencio a millones de dispositivos que hasta entonces dictaban cada gesto, cada mirada, cada segundo de nuestras vidas.

Las pantallas enmudecieron. Las notificaciones, esas pequeñas descargas de ansiedad, se esfumaron. Los móviles dejaron de vibrar. De pronto, las manos quedaron libres, los oídos descansaron de audífonos, y los ojos comenzaron a encontrarse de nuevo.

Por primera vez en años, las aceras se llenaron de conversaciones. Gente hablando… de verdad. Sin filtros, sin retrasos, sin pantallas intermedias. Los cafés se llenaron de risas espontáneas. En los parques, padres e hijos se miraban a los ojos. Las plazas recobraron su alma.

Fue como un salto en el tiempo. Una estampa sacada de los años 70 u 80, donde el reloj marcaba los ritmos del cuerpo, y no los ritmos de una aplicación. Volvieron los saludos en la calle, los vecinos que se ofrecían ayuda sin pedir nada a cambio. Volvió la hermandad, el calor humano, la conversación sin emoji.

En medio del desconcierto digital, brotó una belleza antigua, olvidada, pero intacta. La normalidad de antes —esa que creíamos perdida— se hizo presente como un viejo amigo que nunca se fue, solo esperaba su turno.

Faltan días así. Falta humanidad, esa que no necesita wifi para conectarse.
Y, sobre todo, falta reflexión.
Porque quizás, en este mundo hiperconectado, lo verdaderamente urgente sea reconectarnos con lo humano.

Un abrazo. A.Y

viernes, 7 de marzo de 2025

Flores agradecidas


Cuelga la belleza
El poema Flores Agradecidas es un homenaje a la isla que me vio nacer, a la gente que me acompañó en mi crecimiento y a los años en los que la incertidumbre marcó mi camino. Con el tiempo, esa incertidumbre destapó un tarro de esencia, quizá no perfecta, pero siempre dispuesta a evolucionar. Aprender de las lecciones del pasado para no repetirlas es mi compromiso, y en ese viaje sigo, porque al final, sigo siendo el aprendiz.
Flores de AMOR

En la vida necesitamos una flor,
un jardín que acaricie la espera,
un terreno donde sembrar los sueños
que mueren en el alma sin que lo sepa.

Sin conocer la belleza del todo,
sin medir lo cruel de lo escaso,
sin tocar lo grande del cielo
ni la tierra que absorbe el fracaso.

Y enredado en el ansia de tener,
sin tener, sin saber, sin entender,
me pregunto para qué sirve el ayer
si el tiempo lo borró sin querer.

Lloré por la flor perdida,
aquella que amé y cuidé,
casi fue mía un instante,
en la isla bonita que nunca olvidé.

Llevo en la vena izquierda
la sangre de la vena derecha,
y entre ambas, todo sucede
como si el milagro fuera rutina eterna.

Pero un día la vida alumbró
la belleza que busqué tan lejos,
y ahí estaba, tan cerca,
frente a mí, en mi propia historia.

 

viernes, 14 de febrero de 2025

Entre sombras, la esperanza

 

se abre la luz


Camino descalzo sobre ruinas dormidas,
un mundo de niebla se alza a mi paso,
todo es etéreo, todo es fugaz,
como un eco que se disuelve en el ocaso.

Los rostros se pierden en mares sin nombre,
la memoria se apaga como un faro vencido,
y en la inercia de días que giran sin rumbo,
parece que todo ha sido y nada fue.

Mas en la grieta de esta incertidumbre,
florecen secretos de luz y de calma,
la bondad despierta como un lirio silente,
multiplicando su esencia en el alma.

Porque al final de la carne y el polvo,
cuando el tiempo ya no dicte su ley,
seremos la brisa, el río y la estrella,
seremos la vida más allá del ayer.

Así lucho, así avanzo,
entre sombras que tratan de hundir mi razón,
pero la esperanza es un fuego eterno
que enciende el alba en mi corazón
.

Un abrazo. A.Y